Estudios Histórico Políticos
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Título
Estudios Histórico Políticos
Descripción
Dice el autor:
"En difíciles circunstancias para el despótico Gobierno del General Eloy Alfaro, ocurrió un acontecimiento inesperado, que calmó por breves días la inquietud política del momento, para ahondarla luego intensamente, en razón de algo asimismo sorpresivo y consiguiente indirecto de lo otro. Nos referimos ai hallazgo de los restos mortales del Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y a la carta del limo. Sr. Obispo de Ibarra, Dr. D. Federico González Suárez, a su Vicario General, Dr. D. Alejandro Pasquel, al separarse de su Diócesis, con motivo del viaje que emprendiera, llamado a pronunciar la oración fúnebre en las exequias solemnes a celebrarse en la catedral de Quito, ante esos venerandos despojos, cuya traslación del Carmen moderno, donde fueron encontrados, a la Iglesia Metropolitana se había decretado.
En la frontera Norte de la República la guerra contra el Gobierno constitucional y conservador de Colombia se fomentaba desde Tulcán, con elementos de toda clase, suministrados por el Jefe del Gobierno del Ecuador, que lo era a la vez del liberalismo ecuatoriano, adueñado del Poder cuatro años antes. El conservadorismo del Ecuador, en cambio, rechazaba indignado tal intromisión, por respeto a su propia nacionalidad y como represalia al alfarismo agresor, simpatizando, por lo mismo, con el Gobierno colombiano, en cuyas filas habían militado muchos ecuatorianos, hasta fines de Abril de 190Ó, que se organizaron como fuerza auxiliar, acuartelándose, recién entonces, en lasafueras de Ipiales.
En tal situación circula en Quito profusamente, en edición costeada por el Gobierno de AÍfaro, la célebre carta que transcribimos y cuya lectura fue causa de escándalo y división entre los católicos ecuatorianos; al propio tiempo que los liberales la enaltecían, celebrándola como un verdadero triunfo. Inútil es decir que cuando el Sr. González Suárez pronunció su discurso en la Catedral y habló de sí, ponderando su patriotismo, los liberales le aplaudieron estrepitosamente, pese a la santidad del lugar, la solemnidad del momento y lo doloroso de la ceremonia.
"En difíciles circunstancias para el despótico Gobierno del General Eloy Alfaro, ocurrió un acontecimiento inesperado, que calmó por breves días la inquietud política del momento, para ahondarla luego intensamente, en razón de algo asimismo sorpresivo y consiguiente indirecto de lo otro. Nos referimos ai hallazgo de los restos mortales del Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y a la carta del limo. Sr. Obispo de Ibarra, Dr. D. Federico González Suárez, a su Vicario General, Dr. D. Alejandro Pasquel, al separarse de su Diócesis, con motivo del viaje que emprendiera, llamado a pronunciar la oración fúnebre en las exequias solemnes a celebrarse en la catedral de Quito, ante esos venerandos despojos, cuya traslación del Carmen moderno, donde fueron encontrados, a la Iglesia Metropolitana se había decretado.
En la frontera Norte de la República la guerra contra el Gobierno constitucional y conservador de Colombia se fomentaba desde Tulcán, con elementos de toda clase, suministrados por el Jefe del Gobierno del Ecuador, que lo era a la vez del liberalismo ecuatoriano, adueñado del Poder cuatro años antes. El conservadorismo del Ecuador, en cambio, rechazaba indignado tal intromisión, por respeto a su propia nacionalidad y como represalia al alfarismo agresor, simpatizando, por lo mismo, con el Gobierno colombiano, en cuyas filas habían militado muchos ecuatorianos, hasta fines de Abril de 190Ó, que se organizaron como fuerza auxiliar, acuartelándose, recién entonces, en lasafueras de Ipiales.
En tal situación circula en Quito profusamente, en edición costeada por el Gobierno de AÍfaro, la célebre carta que transcribimos y cuya lectura fue causa de escándalo y división entre los católicos ecuatorianos; al propio tiempo que los liberales la enaltecían, celebrándola como un verdadero triunfo. Inútil es decir que cuando el Sr. González Suárez pronunció su discurso en la Catedral y habló de sí, ponderando su patriotismo, los liberales le aplaudieron estrepitosamente, pese a la santidad del lugar, la solemnidad del momento y lo doloroso de la ceremonia.
Autor
Wilfrido Loor
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Colección
Reference
Wilfrido Loor, Estudios Histórico Políticos